Chloe regresa a casa abrumada por el nacimiento de su primer bebé, intentando coger las riendas de la maternidad. A pesar de la ayuda de su madre, a Chloe le cuesta mucho, y los lloros del bebé y las exigencias le hacen sentir culpabilidad y paranoia, lo que le acaba provocando una depresión. Chloe empezará a oír voces y a ver una extraña entidad alrededor del bebé.